Orígenes de la Casa del Pueblo de Guareña.
Informe del origen y desarrollo de la organización sindical y cooperativa de
Guareña.
Con motivo de la preparación de
documentos para la exposición conmemorativa sobre los 40 años de la legalización
del P.C.E en Guareña, hemos encontrado un documento mecanografiado de cuatro folios
dentro de los archivos del P.C.E local, que recoge un testimonio histórico muy
importante.
Dicho documento
tiene como título “Informe del origen y desarrollo de la organización sindical y cooperativa
de Guareña”, en el una
persona que se manifiesta como “miembro y protagonista; de los
acontecimientos orgánicos que se desarrollaron en Guareña, de 1.931 al 1.936.
Y, obedeciendo al requerimiento de un joven, interesado en conocer estas
realizaciones”, relata los orígenes de la Casa del Pueblo de Guareña, de como se crea un sindicato de oficios varios, como se compra un edificio para
albergar la Casa del Pueblo, como se paga (por
el precio del edificio y las cuotas a pagar esta organización tendría 1.000
afiliados), la creación de una panadería en régimen cooperativo a raíz de
una huelga de panaderos, de cómo compran un molino de aceite (molino cuyos restos aún se pueden ver en el
parque Carretera Oliva de Mérida/Avenida de la Constitución), etc.
Creemos que es un
documento de gran valor por el testimonio que en él se recoge y que el mismo debe
de darse a conocer, así nos lo recomendaron algunos y algunas de los visitantes
de la exposición. Está redactado en octubre de 1.979 y lo firma E.Moreno en
Francia, con estos datos y la edad de la persona bien podría tratarse de Eladio
Moreno Ruiz. De momento tan solo podemos decir que se trataría de un documento de
testimonio para reclamar la devolución del patrimonio sindical incautado por el
Régimen Franquista a las distintas organizaciones sindicales y partidos del
Frente Popular.
A continuación lo
reproducimos tal y como es, solo se corrige algunas faltas ortográficas:
INFORME DEL ORIGEN Y DESARROLLO DE LA
ORGANIZACIÓN SINDICAL Y COOPERATIVA DE GUAREÑA
En tanto que miembro y protagonista;
de lo acontecimientos orgánico que se desarrollaron en Guareña, de 1.931 al
1.936. Y, obedeciendo al requerimiento de un joven, interesado en conocer estas
realizaciones.
Hago el presente informe; advirtiendo
que, las fechas son más o menos exactas, toda vez que me fio a mi exclusiva
memoria.
INFORME GENERAL
Al advenimiento de la Segunda
República Española, 14 de Abril 1.931, se constituyó en Guareña (Badajoz) una
organización Sindical bajo el denominador de SINDICATO DE OFICIOS VARIOS
adherida a la REGIONAL DE ANDALUCIA Y EXTREMADURA C.N.T-A.I.T (CONFEDERACION NACIONAL DEL
TRABAJO-ASOCIACION INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES).
Por razones, obvias de señalar aquí, en
Junio del mismo año, esta organización cambio de nombre y de adhesión, pasando
a ser SOCIEDAD OBRERA LA HUMANITARIA adherida a la FEDERACION
NACIONAL DE TRABAJADORES DE LA TIERRA-U.G.T- UNION GENERAL DE TRABAJADORES .
El domicilio social de esta
organización, estaba situado en la Calle (X) que va de la Calle Estacada a la
Calle Nueva, frente a la Calle de los Malfeitos, con otra vivienda que daba
acceso a la Calle Nueva, que más tarde se transformó en Panadería Colectiva (llamada
panadería de la Casa del Pueblo).
Este edificio era propiedad de Don
Ricardo Gasset, quien se la vendió a la SOCIEDAD OBRERA LA HUMANITARIA en el trascurso del año 1.932, por la
suma de 17.500 pesetas. Suma que fue pagada por una cuota extraordinaria de 17
pesetas con 50 céntimos por afiliados en dos pagos.
Al hacerle efectivo el segundo pago,
Don Ricardo Gasset, propuso a la organización, la venta de un Molino de aceite
que poseía en el Corral Concejo, salida a las eras de La Noria, lindando con el
Camino de La Oliva, por la suma de 13.000 pesetas. Venta que fue aceptada y
pagada por el mismo procedimiento de cuota extraordinaria, de 13 pesetas por
afiliado.
Al verse la Organización en posesión
de estas propiedades y, con miras de ponerlas en abrigo de las peleas de las
luchas de clases las registra en el Registro de la Propiedad a nombre de un
CONSEJO COOPERATIVO. Inscripción que se llevó a cabo tras de intensos debates
en la Asamblea General, que tomo este acuerdo por Mayoría, en una votación
secreta. Este debate fue debido a que había una tendencia que quería inscribir
las propiedades a nombre de la Organización Sindical, lo que a juicio de la
tendencia Cooperativista, maniataba la Organización en sus luchas
reivindicativas, por temor a incurrir en delito que pudiera poner en peligro el
capital social.
En la primavera del año 1.933, por
darle solución a una huelga de panaderos, se acordó en una Asamblea General, de
construir un horno de panificación, para que trabajaran todos los compañeros
afectados por el conflicto.
Este horno fue construido en la parte
de la propiedad que daba acceso a la Calle Nueva y todos los trabajos fueron
efectuados benévolamente por los mismos afiliados a la Organización en general.
Decir que para hacer pan se necesitaba
harina y que para hacer esta hace falta trigo, es decir la verdad de “Pedro
Grullo” pero, como el querer es poder, y los trabajadores querían, se colecto
el trigo necesario para los primeros amasijos y la PANADERIA DE LA CASA DEL
PUEBLO- como fraternalmente se llamaba- empezó a dar su fruto, poniendo a
la venta un pan de mejor calidad, de mejor peso y más barato que las panaderías
burguesas.
No quiero extenderme en dar todos los
detalles, porque sería muy largo de relatar, pero tampoco quiero dejar este capítulo
sin dejar constancia de sus resultados en sentido global, de sus primeros seis
meses de actividad.
En el Corral de los Chamizos, que da a
la Calle Alberquilla, se celebró la Asamblea que dio lectura al primer balance
de gestión de la PANADERIA DE LA CASA DEL PUEBLO… a los seis meses de su
funcionamiento.
L Asamblea fue presidida por el compañero José
Mateo López y el balance fue leído por el compañero Ángel Triguero, como contable
del Consejo Cooperativo, ambos fallecidos. En su nombre rindo culto a la
memoria de todos los que con su misma abnegación y espíritu de sacrificio,
fueron los artífices de aquella obra.
Los salarios que cobraban los panaderos de la
Panadería Colectiva, no eran ni más ni menos, que se fijaba por los Jurados Mixtos,
aquellos que tanto pavor les causaba a los patronos, alegando que, “si los
obligaban a pagarlos iban a la ruina”.
El
Balance decía así:
Capital liquido inicial, 000, existencias, 65
quintales de trigo, colectado entre los afiliados de la Organización. Una
mula-prestada- y la leña acarreada benévolamente por los compañeros.
Los panaderos trabajaban un día sobre dos, los
primeros quince días y tuvieron que esperar que se vendieran los primeros
amasijos para cobrar los primeros jornales.
Capital en caja en el momento de leer el
Balance: Capital libre de todo gravamen, 17.780 pesetas. Existencias en harina
para trabajar dos meses y crédito en la fábrica harinera, ilimitado. Un caballo
para la venta y otro para el amasijo. Material de combustión asegurado por los
acarreadores, que eran pagados al contado y cincuenta céntimos más caro que en
las panaderías burguesas, por la carga de jara de 5 haces.
El trabajo se había establecido de continuo,
en tres equipos de 5 horas, por lo cual hubo de emplear más panaderos.
El
Molino de Aceite.
El Molino se puso en marcha en el otoño del
año 1.934, bajo el mismo sistema de trabajo colectivo y con el método de
trabajo, al coste, que dio el resultado siguiente: maquillaje, de cada 5
arrobas, una para el Molino y el orujo para el cliente. Los Molinos burgueses
maquilavan de cada 4 arrobas una y el orujo para ellos. Diferencia, el 5 por
ciento de beneficio, más el orujo que por ser de presión de brazos valía el
doble que el de las prensas hidráulicas.
Los salarios seguían los precios de base
establecidos por los Jurados Mixtos, mas como en toda empresa colectiva,
participaban en los beneficios.
La
colectividad Agrícola y sus peripecias y resultados.
La sección de campesinos de la SOCIEDAD
OBRERA LA HUMANITARIA entro en posesión,
en el año 1.933, de 250 hectáreas de tierra, como consecuencia de la Ley de
Intensificación de Cultivos, promulgada por el Ministerio de Agricultura en el
año 1.932. Las tierras fueron entregadas a los campesinos sin ninguna ayuda, ni
metálica, ni semillas ni aperos. De haberlos tenido que poner en explotación
con los medios de cada uno, solo los más privilegiados hubiesen podido hacerlo.
Razón por la cual, se acordó de trabajarlas en colectividad.
La acción de solidaridad de los compañeros
guarnicioneros, herreros y carreteros, fue digna de mención; todos se
ofrecieron para equipar a los compañeros que necesitaban sus servicios,
haciéndoles crédito hasta que recogiera la recolección (si antes no podían
pagar). Así, el que tenía un animal de tiro, se unía a otro y formaban una
yunta para roturar las tierras. Es obvio,
decir que a muchos les faltaba desde el collar hasta el arado.
Así fue organizada la Colectividad Agrícola de
Guareña. ¡Oh! Maravillas, que bonito hubiese sido, pero… ¡Siempre hay un pero!
Justamente en este año 1.933, mes de Noviembre, las derechas tomaban el poder
político de la Republica y estas, iban a tolerar que , los patronos afectados
por la Ley de Intensificación de Cultivos, se sirvieran de la Guardia Civil para
obstaculizarnos las faenas de roturación y de siembra, con el fin de fracasar
en nuestro intento colectivista.
Así que como suena: el Gobierno de la C.E.D.A
con José María Gil Robles a la cabeza, (entre otras muchas fechorías) hizo
esta. Me limitare a dar algunos botones de muestras. En la dehesa de LA CHINA,
propiedad de Don Victoriano Fernández Molina, hay un QUINTO llamado EL TORIL,
de ciento cinco fanegas de tierra, o sea 44 hectáreas 100 áreas. El primer día
que empezó a roturar, a las diez de la mañana se presentó la Guardia Civil.
Para evitar lo que ellos querían (el enfrentamiento) se levantaron los arados y
regresamos a casa. Al día siguiente empezamos una hora antes. Se vio que había
quien vigilaba, pues dos horas después llego la benemérita y, haciendo de
tripas corazón, repetimos la acción del día anterior. Basta con decir que, se
terminó de roturar este predio a las 3 de la madrugada y, otro tanto nos pasó
en la siembra.
Los aperadores de grupo, tenían la orden de
anotar los salarios de las yuntas, cada día que se presentaban al trabajo. Así
se pudo saber la cuantía de pérdidas originadas por la Guardia Civil…( con el
visto bueno del Gobierno GIL ROBLES) estas excedieron a 5.000 pesetas. Suerte
que todos los burgueses afectados por la Ley de Intensificación de Cultivos, no
se llamaron Don Victoriano Fernández Molina…
Como si la mala estrella nos siguiera, el día
4 de Junio 1.934, la FEDERACION NACIONAL DE TRABAJADORES DE LA TIERRA,
declaro una Huelga Nacional de Campesinos; la que le vino a la derecha en el
poder, como anillo al dedo para asentarle un nuevo golpe a la Colectividad. La
Huelga fue declarada ilegal y, bajo esta acusación de delito fuimos 54 jóvenes
a la cárcel. (De buena se salvó la Casa y el Molino…) lo único que
pudieron…hacer fue clausurarla como Centro Orgánico. Entre Don Benito, Badajoz,
Burgos y Ocaña-si mal no recuerdo- estuvimos 58 días presos, en detención
gubernativa, porque no fueron capaces de encontrar delitos de procesamiento.
Sabotearon los devengos de las operaciones realizadas, con el fin de vencer la
voluntad de los obreros por agravio económico. Ni por esa, los compañeros se
reunían sobre los tajos y contra más grandes eran las fechorías de gobernantes
y caciques, mayor era la voluntad de vencer. Para demostrar sus energías,
tomaron el acuerdo de, anotar los días de detención de los compañeros presos,
como días efectivos de trabajo. Una consigna salió de la boca de aquellos
abnegados COMPAÑEROS, CON PAN Y NARANJAS SE TRABAJAN LAS TIERRAS DE LA
COLECTIVIDAD.
ASI
FUE. He aquí los resultados.
Para demostrar que los trabajadores no iban
contra el progreso (como ellos nos acusaban). Para llevar bien las faenas de
recolección, se compró una máquina de trillar, marca “AJURIA VITORIA” por la
suma de 17.000 pesetas. Un motor de gasolina para hacerla marchar por 11.000
pesetas- si mal no recuerdo-Se abonaron todos los jornales perdidos por la
presión de las fuerzas públicas. Se les pagaron los días que les pertenecían a
los presos y, se repartió el beneficio neto: 2 quintales de trigo por afiliado,
o su equivalencia en otros granos. Dejando el 5 por ciento de la recolección
para Capital Cooperativo.
La recolección global fue de, 17.917 fanegas
de granos, o sea 8.241 quintal con 82 kilos.
Opinión
particular del autor sobre la recuperación de los bienes mencionados.
Habiéndose establecido en España un Régimen Político-Social bajo las normas de
las prácticas democráticas del Sufragio Universal.
Habiéndose sido reconocido el derecho de
organización, la libertad de expresión y la existencia legal de todos los
partidos y Organizaciones Sindicales existentes antes de la Guerra Civil: de
facto, queda reconocido, el derecho a reivindicar los bienes que poseían dichos
organismos, antes de la guerra de 1.936 al 1.939. Máxime, tratándose de bienes
Cooperativos, que están al margen de todo delito conflictivo de orden
político-social.
Objeción.
Considero un tremendo error, el reivindicar
estos bienes por una organización de orden político o sindical. Solo un
organismo de las mismas características de él que los regento, le considero
facultado para llevar a efectos las reivindicaciones de los bienes señalado en
este informe, así como los daños y perjuicios sufridos por los mismos.
Los nombres que tengo en la memoria de los que
formaron el primer Consejo Cooperativo son: José Mateo López, Jesús González,
Miguel González, Francisco Doblado y Ángel Triguero. (…)
Reparación
del olvido.
No hubiese sabido perdonarme, si hubiese
cerrado este informe sin hacer constar un hecho TRANSCENDENTAL en el desarrollo
de la Colectividad Agrícola. Es el siguiente: cuando llego la hora de sembrar
las tierras, nos vimos ante un problema de musculas proporciones para nuestras
fuerzas y voluntades.
Era, el de las simientes, que representaban un
volumen muy superior a nuestros medios económicos. En el pueblo había
Acaparadores de Cereales-Negociantes. Pero… el nombre ya lo indica; Negocio =
Usura. Máxime tratándose de la Colectividad Obrera. ¿Quién…podía favorecernos
sin el propósito de hundirnos? Dialogando sobre este arduo problema estábamos,
cuando tuvimos la mayor sorpresa. ¡La increíble sorpresa! El mayor almacenista
de cereales en el pueblo, Don Antonio Parejo, nos hacía saber por mediación de
un operario suyo-afiliado a la Organización-José Sosa; que tenía a nuestra
disposición sin ninguna clase de intereses, las semillas que nos hicieran falta
para sembrar las tierras. Pagadas, grano por grano, a la recolección.
No creo necesario hacer comentario, a este hecho de magnanimidad llevado a efecto
por un patrono a la Organización Obrera. Bástame el señalar que, en
reciprocidad, la noche trágica del 10 de Agosto 1.936 en Guareña, un grupo de
obreros que llegaron a tiempo al pueblo, pusieron sus vidas en peligro por
salvar las de la familia de Don Antonio Parejo.
Creyeron y, siguen creyendo el que de ellos
vive, que era un acto de justicia por el cual había que arriesgar la vida.
¡Han pasado 43 años; el superviviente de
aquella acción, cuando se pasea por el pueblo, aun siente el peso abrumador en
su conciencia y llora en silencio le debilidad de su impotencia. Ya que la
precepción de los hechos la hacían de prever las consecuencias!
No me considero ni joven, ni viejos. Solo
llevo sobre mis hombros el llevadero peso de 67 años. No obstante, los
desengaños vividos en este lapso de tiempo me han llevado a tomar la resolución
que consta en un escrito mío que circula por Guareña. Todo el joven que quiera
tener un concepto de mi vida de militante y mi posición vis a vis de las nuevas
generaciones, puede leerlo.
En Francia a 26 de Octubre 1.979
E.MORENO
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