MOCIÓN RELATIVA AL ANTEPROYECTO DE LEY DE REFORMA
DEL SISTEMA ELECTRICO
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
El pasado mes de Julio el
Gobierno aprobó un paquete de medidas normativas agrupadas en la denominada
Reforma Energética que son un obstáculo, por no decir un ataque, a los pilares
de un sistema energético propio del siglo 21: el ahorro y la eficiencia en el
uso de la energía, las fuentes renovables y el autoconsumo.
Más recientemente el gobierno
ha aprobado el anteproyecto de Ley del Sector Eléctrico y lo ha remitido a las
Cortes para su prontísima tramitación:
probablemente antes de Diciembre de 2013. No es aceptable que una reforma de la
profundidad y alcance de esta, que modifica sustancialmente una ley vigente
durante los últimos 16 años, se realice en apenas cuatro meses sin una adecuada
discusión de los agentes implicados y, como mínimo, transparencia.
La reforma de la ley del
sector eléctrico afecta directamente a los ayuntamientos en cuestiones de gran importancia.
Comenzando porque los
ayuntamientos son la administración más cercana a los ciudadanos pero
probablemente también la más débil económicamente, y el enfoque con que se ha
elaborado el anteproyecto de ley va a suponer una fuerte subida de la electricidad que además
se verá sujeta a periódicos ajustes previsiblemente siempre al alza. La factura
eléctrica es una parte notable del presupuesto de cualquier ayuntamiento.
Evidentemente esta situación
también la sufrirán los consumidores domésticos y de pequeñas empresas
(comercio, oficinas…). La actividad
económica del municipio se verá sin duda mermada, pero resulta especialmente
inaceptable su efecto sobre los ciudadanos más débiles económicamente. Las organizaciones de acción social ya vienen
denunciando el aumento de la denominada "pobreza energética" entre la
sociedad española. En 2010 casi un 8% de los hogares no podían mantener su
vivienda a una temperatura adecuada, cabe pensar que la evolución desde
entonces no ha sido positiva.
La reforma del gobierno
penaliza tres veces al consumidor a través de la subida de la luz, de los
impuestos y de la imposibilidad de acceder al autoconsumo. Esta modalidad de generación combina la
autonomía ciudadana en la producción de una parte de la electricidad que necesita
con su cesión a la red cuando no la consuma. Pues bien, el gobierno pretende
hacerla tan cara que su contribución se
quede en anecdótica. El oligopolio eléctrico tradicional es protegido una vez
más de la competencia.
Desde 2009, se aplican
políticas de ahogamiento de las energías renovables, precisamente cuando su
nivel de desarrollo comenzó a desplazar al mix eléctrico hegemónico basado en
el carbón, el gas y la energía nuclear.
En los siete primeros meses de este año
las renovables produjeron casi un tercio de la electricidad.
Las renovables vienen siendo
una fuente de ingresos para muchos ayuntamientos, por la amplia dispersión
territorial de muchas instalaciones de potencias relativamente bajas, en
contraste con las grandes centrales de combustible fósil y nuclear. Aun más importante es su demostrada capacidad
de generación de empleo, desde la ingeniería y fabricación de paneles solares y
aerogeneradores, hasta la instalación y el mantenimiento. Servicios estos
últimos que por su capilaridad territorial
son motor de un empleo menos centralizado en los grandes núcleos urbanos
y por tanto capaces de revitalizar la actividad económica de medianas y
pequeñas poblaciones.
La eficiencia, el ahorro, el
autoconsumo y las renovables son factores de reactivación económica y de
creación de empleo, y a la vez instrumentos necesarios para reducir las
importaciones energéticas. En un país con una altísima dependencia energética
del exterior (un 80% cuando la media de la Unión Europea es del 50%), debería
ser prioritario un cambio del modelo energético para protegernos del alza de
los precios del petróleo y el gas.
La reforma que presenta el
gobierno no atiende a estos graves problemas. Señala a las renovables como
únicas responsables de la insostenibilidad económica del sistema eléctrico
cuando se trata de factores estructurales. Como ilustración véase que sólo la
desviación de la última subida del petróleo supone un coste añadido que duplica
el pretendido ahorro de la reforma eléctrica. Las primas que se aplican a la
electricidad renovable son una compensación que retribuye los costes
ambientales, sociales y de suministro que el resto de fuentes no internalizan.
Las energías renovables bajan el precio mayorista de la electricidad, ahorran
pérdidas en la red, reducen la dependencia energética y las emisiones de CO2.
Arrinconando a las fuentes
autóctonas, como las renovables o el ahorro, se está agravando hasta límites
imprevisibles la vulnerabilidad de Estado español.
El mecanismo que pretende
activar este anteproyecto de ley para solucionar el déficit de tarifa es el
aumento de la recaudación mediante el crecimiento del consumo eléctrico y del
precio que pagan los consumidores. Se
quiere modificar la estructura del recibo para que aunque el usuario utilice menos
electricidad page mucho más por la potencia contratada mientras que se reduce
la cantidad que depende de la energía consumida. Como ejemplo, para un usuario
doméstico cuyo consumo sea igual a la mitad del consumo medio del país (unos
2000 kWh/año), el cambio de sistema comporta una subida del 10%. Para quién
consuma el doble de la media del país, el nuevo sistema de facturación
significa un ahorro de más del 25%. Se premia así el comportamiento
despilfarrador y se desincentiva la introducción de equipamiento eléctrico
eficiente, no sólo en el sector doméstico, sino también en el industrial.
Esta reforma carga contra
ciudadanos y renovables, mientras las eléctricas, a pesar de sus quejas, apenas
verán arañados sus beneficios. En un escenario de crisis económica y de la
demanda interna, esta política energética es inviable y desastrosa.
El anteproyecto de Ley del
Sector Eléctrico entra en contradicción con avances hacia la sostenibilidad. En
concreto con la Ley 8/2013 de Rehabilitación y la actualización del Código
Técnico de la Edificación, que ha elaborado el Ministerio de Fomento para
reactivar la economía y crear empleo a través del autoconsumo, la eficiencia y
la rehabilitación energética de edificios en cumplimiento de las Directivas
Europeas de Eficiencia Energética. Con
esta reforma eléctrica será en la práctica inviable.
Tampoco podrá abordarse una
política medioambiental más allá del papel. En concreto la lucha contra el
cambio climático no es compatible con que la generación de electricidad sea
(con un 23,5% del total) el sector que
más contribuyó en 2012 a las emisiones de CO2. El calentamiento
global es un problema ignorado por el gobierno pero muy real. El último informe
del Panel Gubernamental sobre Cambio Climático de la ONU, hecho público a
finales de Septiembre, confirma el aumento de las temperaturas y la reducción
de precipitaciones y del agua disponible en los países del arco
mediterráneo. Nuestro país será uno de
los más afectados de Europa. Retrasar la reducción de emisiones nos colocará en
una situación mucho más difícil en un futuro muy próximo.
Además, nos hemos comprometido
a ello. España, como el resto de los socios europeos, acordó en la cumbre
europea de Marzo de 2007 cumplir tres objetivos medioambientales para el año
2020: reducir en un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero con
respecto a 1990, mejorar en un 20% la eficiencia energética y alcanzar el 20%
de energía primaria de origen renovable. La Comisión Europea ya ha manifestado
su preocupación por la amenaza que supone la política eléctrica del gobierno en
el cumplimiento de estos compromisos.
Por último, hay que insistir
en que esta reforma se ha elaborado sin la participación de todos los afectados
ni de los consumidores y con severas críticas de tanto del órgano regulador, la
Comisión Nacional de la Energía, como del la Comisión Nacional de la
Competencia. En definitiva con un preocupante déficit democrático y sin
transparencia en la evaluación de la responsabilidad de los distintos agentes
en la creación del déficit tarifario, ni en el reparto del pago de esa deuda.
Por todo lo cual, este grupo
municipal eleva al Pleno del Ayuntamiento los siguientes acuerdos:
1.- El Pleno del Excelentísimo
Ayuntamiento de Guareña en la provincia de Badajoz, muestra su rechazo al
anteproyecto de Ley de reforma del sector eléctrico que ha aprobado el
gobierno.
2.- Comunica igualmente al
Gobierno central la necesidad de que se respeten los compromisos
internacionales adquiridos por el Estado español en materia de reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero, contribución de las fuentes
renovables al mix energético y nivel de ahorro energético.
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