15 Razones
para retirar el proyecto de reforma educativa
Área de
Educación de Izquierda Unida
La educación de nuestro país ha mejorado
notablemente en la etapa democrática, si bien es evidente que tiene aspectos
importantes que corregir. El principal reto que debería afrontar la educación
en nuestro país es lograr el éxito escolar de todo el alumnado en la educación
obligatoria. Eso sí que sería aumentar en calidad y equidad nuestro sistema
educativo.
Pero las medidas que acompañan el proyecto de Ley
Orgánica para la mejora de la calidad educativa se concretan en recortes de -5.212 millones desde que
el PP ha empezado a gobernar, y un compromiso con Bruselas de recortar otros 1o.000
millones hasta 2015 hasta rebajar al 3,9% del PIB el gasto público educativo,
retrotrayéndonos a cifras superadas hace 25 años y situándonos a la cola de la
OCDE y la UE. Recortar en educación significa que miles de menores y jóvenes
recibirán una educación de peor calidad y tendrán más dificultad para
permanecer más tiempo en el sistema educativo, generando una sociedad más
desigual.
Esta ley, por tanto, sirve de máscara para justificar los recortes y
el desmantelamiento de la educación pública, justificando
un modelo educativo ideológico que nos lleva de vuelta al sistema de enseñanza
franquista. Por eso los sectores progresistas de este país y buena parte de la
comunidad educativa han ofrecido suficientes razones al Ministro Wert para que
retire este proyecto de reforma educativa.
1. Es un proyecto de ley sin base
científica pedagógica seria y
contrastada. No se ha realizado una aproximación contrastada a las causas
reales que provocan las deficiencias del sistema. Frente a ello, se parte de
postulados ideológicos que se afirman sin datos concretos que los respalden
científicamente.
2. Es un proyecto de ley
impuesto sin debate ni consenso. Se ha impuesto de espaldas a la comunidad
educativa y a los expertos y expertas en el campo de la educación, desde
una mayoría absoluta cada vez más deslegitimada. El anunciado diálogo con los grupos
parlamentarios y con las organizaciones representativas de la comunidad
educativa se ha limitado a exponer los inamovibles principios de su reforma.
3. Esta es una ley con una filosofía
mercantilista que se refleja a lo
largo de su articulado. Concibe la Educación
no como un derecho fundamental que debe ser garantizado por los poderes
públicos mediante una red escolar de centros públicos, sino como “un bien” particular que deberá estar
especialmente al servicio del sistema productivo, de la competitividad y de
la empleabilidad. Hacer una reforma educativa con la idea de formar
trabajadores competitivos en el mercado local y global, no es simplemente una
forma estrecha de entender la educación, sino que es una inversión completa de
los principios y valores en que se fundamenta nuestro sistema educativo:
formarse como profesional es algo necesario pero subordinado a la prioridad
fundamental de cualquier sistema educativo, formarse como persona y ciudadano o
ciudadana crítica para aprender, desarrollarse y avanzar en la construcción de
una sociedad más sabia, justa y cohesionada.
4. Esta es una ley profundamente privatizadora porque introduce una nueva definición del Sistema
Educativo Español que supone la consagración de las corporaciones empresariales y los grupos religiosos
como parte del Sistema Educativo, en pie de igualdad con el sector público
educativo. Además suprime
la obligación de las Administraciones educativas de garantizar plazas
“públicas” suficientes. Al eliminar el término “públicas” de la redacción
no sólo suprime la naturaleza pública de las plazas que se creen, sino que en
consecuencia, abre la posibilidad de
creación de centros privados con dinero público, estableciendo que las
administraciones garantizarán la existencia de plazas en las zonas de nueva
población, en función de la “demanda social”, que cada administración podrá
interpretar de acuerdo con su orientación ideológica determinada.
En una novedosa concesión a la patronal de los
centros privados introduce la “libertad de enseñanza” entre los principios y
los fines de la educación que establece la ley. Además, con la excusa de
“españolizar” a los estudiantes de Autonomías con lenguas propias, obliga a las
Administraciones educativas a costear
con dinero público los gastos de escolarización en centros privados. Es
más, la enseñanza privada ha resultado altamente favorecida por esta reforma, no
sólo porque les da garantías de recibir
fondos sea cual sea su carácter y su ideario, sino porque además amplía los años de duración mínima de los
conciertos dando tranquilidad a la empresa titular de los centros
concertados ante la disminución de la población escolar.
5. Es una ley que potencia el
adoctrinamiento católico en la escuela. Esta ley, tras eliminar la Educación para la Ciudadanía, aduciendo
que dicha materia adoctrina ideológicamente, sigue manteniendo el auténtico adoctrinamiento ideológico de la Religión y la financiación de los centros católicos que ya dispuso la LOE, dando rol
profesional de profesores a los catequistas designados por la jerarquía católica.
Incluso introduce una alternativa con calificación a la asignatura
de Religión para evitar la fuga del alumnado de religión.
6. Es una ley segregadora. Bajo el paraguas de la existencia
de diferentes “talentos” en el alumnado, lo que se pretende realmente, mediante
vías paralelas e itinerarios cerrados, es romper el actual tronco común en la
escolaridad básica y obligatoria, desviando y segregando al alumnado con
mayores dificultades hacía vías devaluadas e itinerarios segregadores.
7. Es una ley recentralizadora y controladora del curriculum.
Las materias pasan a estar clasificadas en un
ranking que establece su importancia. Las
materiales troncales, la mayoría y más sustantivas, las fija el Gobierno, tanto
en sus contenidos como en el horario mínimo, y las Administraciones educativas
el resto. Lo cual significa que elimina
la autonomía pedagógica de los centros y muestra una
clara desconfianza en la capacidad
profesional del profesorado y de las comunidades educativas. Además el Gobierno se reserva fijar los “estándares y criterios de
evaluación” que “señalizarán de forma clara al conjunto de
la comunidad educativa cuáles son los niveles de exigencia”.
8. Es una ley que
recorta y reduce el currículum. Esta contrarreforma pretende concentrar la carga lectiva en unas
asignaturas instrumentales, centradas en contenidos considerados “útiles” para
el futuro laboral, reduciendo o suprimiendo enseñanzas artísticas,
clásicas, de economía, geografía, tecnología o de humanidades que se consideran
de segunda categoría o prescindibles. Se
trata así de sacrificar áreas creativas e innovadoras del conocimiento,
contenidos abiertos, globales y complejos, para centrarse en preparar futura
mano de obra laboral, dotada con meros conocimientos instrumentales básicos.
9. Es una ley que devalúa la
Formación Profesional. La selección temprana en la secundaria
obligatoria devalúa la Formación Profesional volviendo a considerarse como
opción para los que no son capaces de seguir. La aplicación del modelo de FP
dual, sabiendo que las posibilidades de formación en el empleo dependen de la
oferta laboral que, en nuestro país, es inexistente, puede convertirse en una
nueva vía para deteriorar aún más nuestro mercado de trabajo, utilizando como
mano de obra barata a los estudiantes de Formación Profesional.
10. Es una ley que
introduce en el sistema educativo la competitividad
darwinista estableciendo pruebas externas a nivel nacional, para
ofrecer una clasificación de colegios
según sus resultados en rankings públicos donde se ordenarán, como si de
una liga de fútbol se tratara, en centros con buenos, regulares o malos
resultados. Además, la ley liga la propuesta de autonomía escolar a
esta especialización competitiva de los centros y a los resultados académicos
en función de los cuales llegarán recursos diferenciados. Es el llamado “pago
por resultados” propio del mundo empresarial. Se darán
incentivos a los centros, no en función de las necesidades de su alumnado, sino
según puesto en el ranking.
Lógicamente, en
este mercado competitivo las escuelas se
harán más selectivas, tendiendo a rechazar al alumnado que presenta mayores
dificultades y que pueda hacer descender su posición en el ranking de centros. Los centros reaccionarán buscando estar en la parte más alta del
ranking, dedicando el tiempo escolar a preparar las reválidas para que los
resultados del alumnado les permitan estar en “primera división”.
11. Es una ley que convierte la
educación en una carrera de obstáculos. El modelo de evaluación
que contempla la LOMCE pivota sobre la profusión de pruebas individualizadas
externas. Apuesta así por un modelo de enseñanza basado en la presión del examen, frente a un
modelo educativo más centrado en las necesidades y motivaciones del alumnado.
En vez de buscar estrategias y formas de motivar y entusiasmar al alumnado por
el conocimiento y el aprendizaje. Quienes no
aprueben las reválidas de secundaria serán expulsados del sistema educativo
invalidando el trabajo hecho en años de escolarización.
Todas estas evaluaciones serán pruebas externas,
aplicadas y evaluadas por profesorado o especialistas ajenos al centro, desconocedores del alumnado, de su realidad. Lo cual supone una merma de la
autoridad del profesorado del propio centro respecto al alumnado y un
menosprecio a su capacidad profesional para valorar su proceso educativo. Tras la reválida de 2º de
Bachillerato, cada universidad podrá hacer pruebas de acceso para seleccionar a
su alumnado. Este sistema de evaluación selectiva de las Universidades supondrá
la sustitución de un sistema de acceso objetivo e igualitario, por otro que
permitirá la selección con criterios dispares, no homogéneos y propicios a todo
tipo de disfunciones.
12. Es una ley profundamente
antidemocrática. El consejo escolar queda relegado a funciones meramente consultivas y no
decisorias, lo que conlleva arruinar la poca “democracia participativa” que
quedaba en los centros de Enseñanza, mientras que las funciones decisorias
pasan a ser competencia de un director o directora, nombrado directamente por
la Administración y no de forma democrática por su comunidad educativa. Este
modelo rompe con la cultura de colaboración y participación necesarias con las
familias y la comunidad educativa.
13. Es una ley que apuesta por
la gestión privada de tipo empresarial en la educación pública. Propone gestionar los
centros públicos según las recetas de la
empresa privada, mediante una mayor autonomía financiera que requiera de
fuentes de financiación privadas, ante la insuficiencia de la financiación
pública. Financiación externa de
patrocinadores que imponen sus logotipos y exigencias, introduciendo los
intereses privados y mercantiles en la educación pública. A ello se añade la especialización de los centros para
ofrecer una oferta competitiva y “diferenciada” a la clientela. Gestión jerarquizada de una dirección unipersonal y no colegiada, que podrá seleccionar al profesorado en los centros especializados, rompiendo los procedimientos de transparencia, mérito e igualdad
en la conformación de las plantillas docentes.
14. Es una ley que retrocede en
la igualdad. Da cobertura legal
asegurando el concierto a los centros de educación diferenciada por sexos.
Incluso el texto incumple la
Ley Orgánica de Igualdad que determina que la Administración
pública debe mantener en sus publicaciones un lenguaje que no discrimine por
razón de sexo y que fomente y persiga la igualdad.
15. Es una ley que quiebra los
principios de igualdad, mérito y capacidad en la selección del
profesorado en la educación pública, introduciendo la posibilidad de contratar
profesorado bilingüe o plurilingüe al margen de los procedimientos normativos
establecidos.
En definitiva, esta ley lo que realmente pretende es reducir el período de enseñanza obligatoria para una parte de quienes
han sido incluidos en el último medio siglo mediante reválidas, itinerarios,
especialización centros, etc., así como consolidar
y aumentar la diferenciación de dos redes de educación, recortando la
educación pública y potenciando la privada subvencionada con dinero de nuestros
impuestos.
Esta ley persigue el desmantelamiento de todo atisbo de cualquier modelo educativo basado en
la comprensividad y en el principio de calidad con equidad. Lo que busca es
consolidar una enseñanza dual
mediante la estrategia de abandonar a su suerte a la educación pública y
convertir el sistema educativo en una carrera de obstáculos para quienes tienen
más dificultades de aprendizaje.
Por eso creemos que hay suficiente razones para exigir la retirada y devolución al gobierno
de este proyecto de ley por ser una ley que expulsará del sistema al alumnado
con más dificultades socio-económicas, promoviendo un modelo educativo
clasista, apostando por la segregación temprana y estigmatizando la diversidad
educativa, atacando la educación inclusiva y la coeducación, manteniendo la
religión en la escuela y negando la participación de la comunidad educativa. Es
necesario la apertura de un período de
estudio previo riguroso sobre las causas reales de los problemas de nuestro
sistema educativo y un verdadero diálogo con la comunidad educativa y con todas
las fuerzas sociales y políticas que permita sentar las bases de un modelo
educativo que contribuya a la cohesión social y a la formación de personas más
iguales, más libres y más críticas.
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