Izquierda Unida sobre las pensiones y el Pacto de Toledo.
20/02/2019
Izquierda Unida ni el Grupo Parlamentario Confederal de Unidos
Podemos – En Comú
Podem – En Marea no han bloqueado, ni han salido del Pacto de
Toledo.
El Pacto de Toledo nació, entre otras cuestiones, para sacar del
debate político a las
pensiones y lograr consensos de cara a evitar que el gasto público
de las mismas
perturbe la estabilidad económico-financiera y la consolidación
fiscal de las cuentas.
Es por ello, que en cuanto propones votos particulares sobre
discrepancias te acusan
de romper el consenso.
Vamos a presentar votos particulares en los temas que tenemos
discrepancias (como
hemos hecho siempre). La respuesta de los otros grupos ha sido que
rompíamos el
Pacto de Toledo.
Las recomendaciones sobre las que tenemos discrepancias son:
• Ampliar el cálculo de la jubilación a toda la vida laboral, lo
que supone una
disminución del valor de las pensiones públicas.
• Aumento de la edad de jubilación, extendiéndola a más allá de
los 67 y más de
37 años cotizados.
• Fomentar los planes complementarios, abriendo la puerta a la
privatización y
planes privados de las pensiones y a la mochila austriaca, para
compensar la
caída de las pensiones públicas.
• Las pensiones de viudedad, replantearlas en función a los
ingresos disponibles
del Estado, lo cual lleva a una mayor pérdida de poder adquisitivo
de las
mismas y disminución de las cuantías.
Sin embargo, consideramos que las Pensiones es uno de los debates
políticos más
importantes en nuestro país. La movilización social y la lucha por
unas pensiones
dignas es amplia. No olvidemos que las Pensiones son el
instrumento antipobreza
más importante que existe en nuestro país.
Frente a ello, la posición de Izquierda Unida y del Grupo
Confederal se basa en:
1- Reforzar el principio de contributividad. Las
aportaciones de cada trabajador
se deben tener en cuenta sin que se utilice para reducir la
cuantía de la
pensión, como persiguen los cambios en la edad de jubilación, los
años
exigidos, etc.
2- Principio de solidaridad. No puede ni debe reducirse la
mejora de las
pensiones más bajas cuando las pensiones mínimas ya se encuentran
en el
umbral de la pobreza. La excusa que utilizan es que elevarlas
desincentivan el
deber de cotizar más.
3- La brecha de género sigue siendo un problema real sin
corregirse en nuestro
sistema de pensiones, ya que viene condicionada por la brecha
salarial y
carreras de cotización discontinuas.
4- Es inadmisible aumentar el periodo de cálculo de la pensión
de jubilación
a toda la vida laboral. La evidencia
constata que reduce la cuantía de la
pensión. La última reforma la amplió a los últimos 25 años y ha
reducido el
valor de las pensiones. Además, hay que tener en cuenta que con la
última
década de crisis, aumento de desempleo, precariedad y reducciones
salariales,
un cálculo llevado a toda la vida laboral perjudicará a la gran
mayoría de las
persones trabajadoras activas en la actualidad. La comisión del
Pacto de
Toledo ahonda en esto con la excusa de la “sostenibilidad del
sistema de
pensiones”. La solución a este problema no puede ser el parche de
que,
además con carácter excepcional, el beneficiario con carreras
largas, pero
cuyos últimos diez o 15 años hayan sido de cotizaciones más bajas
o de paro o
de subsidio de desempleo, pueda descartar algún año concreto del
periodo de
cálculo ordinario.
5- Rechazamos el aumento de 35 a 37 años del periodo
cotizado necesario
para alcanzar el 100% de la pensión. Con la situación de
temporalidad,
desempleo y precariedad de nuestro mercado laboral, esta medida
contribuye
a reducir las cuantías de las pensiones al reducir el número de
personas
trabajadoras que puedan alcanzar esos años cotizados.
6- La Comisión del Pacto de Toledo no se plantea como objetivo
garantizar la
suficiencia de las pensiones del art. 50 de la Constitución que exige una
solidaridad a través de los Presupuestos Generales del Estado. Ni
a través de
la pensiones mínimas, mediante los complementos por mínimos, ni la
suficiencia desarrollada en el tiempo mediante en que consiste una
revalorización garantizada y blindada por ley. No garantiza de
manera efectiva
y con clara voluntad política la suficiencia de las pensiones.
7- Rechazamos el aumento de la vida laboral más allá de los 67.
La Comisión
del Pacto de Toledo sigue apostando por la prolongación de la vida
profesional
como respuesta al alargamiento de la esperanza de vida a fin de
garantizar la
sostenibilidad financiera del sistema.
8- La separación de fuentes de financiación debe concebirse de
manera diferente
a como se ha hecho desde 1995. No debe ser la excusa para que si
por vía
contributiva no se recaudan suficientes cotizaciones se rebajen
las
prestaciones y las pensiones para restaurar el equilibrio
financiero en lugar de
buscar nuevas fuentes de financiación tanto a nivel contributivo
como
fiscales para alcanzar tal
equilibrio. No estamos de acuerdo con la argucia de
que los déficits se afronten mediante préstamos a cargo del Estado
cuando
debe ser el Estado el que lo garantice directamente por la Ley de
presupuestos
la financiación por vía fiscal. El acudir a préstamos refuerza la
idea de déficit y
de insostenibilidad del sistema.
9- No compartimos ni la existencia del Fondo de Reserva ni que
se
establezca una dotación mínima del Fondo de Reserva, equivalente
al
7% del gasto anual en pensiones contributivas, sujeta a una regla
endurecida de disponibilidad cuando por otro lado no se garantizan
pensiones suficientes o se reduce su cuantía.
El Fondo de Reserva promovido por el Pacto de Toledo con el objeto
de que
los excedentes financieros procedentes de los ejercicios
presupuestarios de los
periodos de bonanza permitiesen dotar a los órganos rectores del
sistema de
Seguridad Social con un margen de maniobra suficiente para
reaccionar frente
a las fases bajas del ciclo económico y a tensiones coyunturales,
sin necesidad
de acudir a reducciones en las prestaciones o incrementos en las
cotizaciones.
Este objetivo del pacto de Toledo no se ha conseguido pues la
existencia del
Fondo de Reserva no ha impedido dos reformas de gran calado que
suponen
recorte de pensiones como la de 2011 y 2013. Al contrario, más
bien ha
impedido replantear el papel del Estado y la búsqueda de otras
fuentes de
financiación.
Volver a restaurar el Fondo de Reserva y a la idea de que puede
ser una
importante ayuda para resolver –durante un mayor o menor período
de
tiempo- desequilibrios coyunturales entre los ingresos y los
gastos de la
Seguridad Social es persistir en esta separación de la Seguridad
Social
del Estado y favorece que la idea de sostenibilidad se haga a
costa de
reducir la cuantía de las pensiones.
10- La Comisión del Pacto de Toledo no contempla medidas efectivas
para evitar la
futura privatización de la gestión de las pensiones.
11- No compartimos que se consideren los sistemas
complementarios,
especialmente los planes de pensiones privados como un segundo
nivel de la Seguridad Social, puesto que implica una puerta a la
privatización. Incluso aun cuando no tengan como objetivo
sustituir
las pensiones públicas no compartimos la apuesta por impulsar su
implantación efectiva, incluso aunque se recuperen los salarios
que
siguen siendo bajos. No admitimos por ello que deba dotarse a
dichas
entidades de un régimen fiscal y jurídico adecuado y diferenciado,
mejorando el existente en la actualidad y entendiendo que en ningún
caso dichos sistemas de ahorro puedan ser considerados como meros
productos financieros.
ACCIÓN INSTITUCIONAL DE IZQUIERDA UNIDA
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